Todos los dioses lo saben,
decidiste acompañarme
a surcar estos caminos del demonio.
Apuntalaste mi fachada
cuando soplaban tiempos de demolición.
Amante paciente, que todo lo diste.
¿Qué te he dado yo?
Una colección de versos,
una nevera llena de sueños
con fecha de caducidad
y hambre por conocer
hacia donde nos dirigimos.
Ahora, con la maleta cargada de años,
sólo quiero abrazarte y sentados
en esta falsa cumbre
esperemos juntos,
el nuevo
Big Bang.
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