Los días pasan veloces
por las retinas del negro
de tus ojos.
Y más allá del tiempo
que perdimos,
me quedo con el que
aprovechamos
mirándonos en silencio,
parados bajo aquel árbol,
que nos cobijó del sol
certero de nuestro otoño.
No encuentro en los mapas
ni rastro de la ciudad sin tiempo,
aunque dicen que limita
por el norte con el monte Feliz
por el sur con el cabo Esperanza
y entre esos dos puntos
es donde está nuestra casa.
miércoles, 9 de marzo de 2011
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